¿Cómo se verían los cielos en Marte? Se sabe que, debido a las características de la atmósfera del planeta, los rayos del sol al dispersarse en la atmósfera generarían días rojos y atardeceres azules, contrario a lo que día a día vemos en nuestro planeta. 

 

En la Tierra, los cielos se ven azules debido a que nuestra atmósfera es densa, lo que permite que las longitudes de onda más corta, es decir las azules, se dispersen con mayor facilidad. Esta es la causa por la que vemos el horizonte azulado o celeste cuando el sol está sobre nosotros. Este fenómeno se conoce como la dispersión de Rayleigh. Cuando el Sol se aleja hacia los polos, los rayos de luz tienen una distancia mayor por recorrer hasta llegar a nuestros ojos. Como los rayos azules se dispersan en el inicio del recorrido del rayo de luz, lo que llega a nuestros ojos son las longitudes de onda más largas, es decir las rojas. 

 

En Marte hay una serie de factores que hace que todo esto cambie  y, por ende, los días se perciban de forma distinta. La gravedad es menor, el suelo es más seco y polvoroso y la atmósfera suele estar invadida de finas y numerosas partículas de polvo, lo que hace que las longitudes de onda largas, las rojas, se dispersen más uniformemente. Así, durante el día el cielo se percibe anaranjado, debido a que la luz solar destaca lo oxidado del polvo de su atmósfera.

 

Las obras que componen esta serie evocan a pensar sobre cómo la ciencia ficción y ciertos círculos científicos tienen la mira puesta en otros planetas, en especial el planeta rojo, elucubrando sobre el hallazgo de nuevos mundos para habitar. Pienso que desde el arte también nos podemos imaginar cómo se verían otros horizontes si viviéramos en otros astros.